Después de 18 años vuelven los remates ganaderos al Valle de Uco

Después de 18 años vuelven los remates ganaderos al Valle de Uco

La renovada Asociación del Centro reunió en sus instalaciones de Pareditas a un nutrido grupo de criadores. Uno de los mejores compradores fue el representante de una conocida cadena de supermercados de la provincia.

Gisela Manoni

Con asado compartido, bajo un sol generoso, en familia y ofreciendo en la vidriera el trabajo de años; los productores ganaderos del Valle de Uco celebraron el volver al ruedo con la cultura de las ferias.

Después de casi dos décadas, el predio de la Asociación Ganadera del Centro -en Pareditas- volvió a palpitar con la emoción del todo o nada en el gran remate de cría e invernada.

«¡Excepcional lote! ¡Miren qué hacienda! Acá no voy a ser tan livianito», se envalentonó el martillero, trepado a una camioneta cuatro por cuatro. Las miradas se detuvieron en quien se perfilaba como el mejor ‘comprador’ del día, el representante de una conocida cadena de supermercados de Mendoza.

«Dos siete a la una», inquirió el rematador, partiendo de un precio de 2.700 pesos por ternero. A cada golpe de la fusta sobre el vehículo, las propuestas fueron subiendo hasta que el pampeano cerró el juego con un «ahí me fui y lo vendí».

La consignataria Néstor Hugo Fuentes, de La Pampa, fue la que se animó a arrancar esta nueva etapa de ferias ganaderas en el Valle de Uco. Unos 800 animales (650 terneros y el resto comprendido entre novillos, vaquillonas y vacas) fueron rematados el miércoles pasado, en lotes minuciosamente preparados y certificados.

Que la actividad había perdido peso. Que los productores estaban trabajando «muy por su cuenta». Que no existía un horizonte muy prometedor. Estas parecen ser las razones por las que la Asociación Ganadera del Centro abandonó la tradición de los remates locales, la misma que un puñado de valletanos sembró con tanta pasión en la década de los ’80.

«Lo importante es que logramos reunirnos nuevamente para darle un impulso y acompañar el desarrollo que la actividad está teniendo en la región», comentó Enrique Moronta, el actual presidente de la entidad. El productor destacó la apuesta que los locales están haciendo al mejoramiento genético y la tecnología de alimento y maquinaria.

Tras un impasse de 18 años, este predio de San Carlos -ubicado en la intersección de la rutas nacionales 40 y la 143- retomó sus aires de fiesta. Una extensa parrillada preparó el clima para los «negocios».

Minutos después, la atención tenía como único centro la zona de los corrales. Las mujeres comenzaron el mate, los niños se apostaron en las gradas. Mientras desde un kiosco improvisado, cooperadoras de escuela de la zona cautivaban con el aroma a sopaipillas (torta frita) recién amasadas.

Se armó un murmullo de preguntas y externas charlas en torno al estado de los vacunos. El pelaje, la «actitud», la masa muscular, el «aplomo» fueron motivo de discusión en el lote de toros, por ejemplo. Arrinconados y observados por todas las latitudes, los vacunos sostuvieron con extrañeza tanta exposición.

Fueron en total unos 50 productores valletanos -el 80 por ciento sancarlinos- los que arrimaron su hacienda al lugar. Llegaron unos días antes de la reunión, en sus camiones jaulas y cumpliendo con todos los requisitos de sanidad, certificados por especialistas del Senasa.

«Hemos tenido muchas trabas», reconoció Moronta, en relación al trabajo que vienen haciendo desde hace un año para motorizar de nuevo a la comisión. «Había ciertos referentes de la zona que ofrecían el traslado gratis a Alvear y otras ventajas a los locales, para que fueran a rematar allá», confesó ofuscado el productor.

General Alvear es, hasta el momento, el único sitio donde se realizan este tipo de ferias de manera más programática. También las hay en San Rafael, en el este provincial y en Lavalle. Vale aclarar que ayer culminó precísamente la Fiesta Nacional de la Ganadería de Zonas Áridas, que se realiza desde 1982 en General Alvear.

Ahora le llegó el turno al Valle de Uco. José ‘Pepe’ Montora se emociona con tanto movimiento. «Tenemos un gran desafío. Hoy Mendoza sólo produce el 20 por ciento de la carne que consume. Estamos preparados para competir con las haciendas de Córdoba y San Luis», apuntó.

Este productor de Chilecito fue uno de los socios fundadores, cuando en 1986 un grupo de sancarlinos comenzó a levantar las instalaciones en este predio de tres hectáreas que era fiscal en Pareditas. «Se ha mejorado un 80 por ciento la hacienda de la zona. Antes era muy criolla e irregular», sentenció el hombre.

«No me tirés abajo, me matás con ese precio», seguía el martillero desde la camioneta. «Después de estos diez años supuestamente dorados», -ironizó Mario Leiva de la Sociedad Rural del Valle de Uco- «la actividad venía creciendo a buen ritmo. Lo bueno es que, pese a la difícil situación, los productores se han organizado. Es un ejemplo de ruralidad».

«Enseguida te decimos si tenemos rentabilidad», confiaron entre risas Fabricio Petina y Néstor Gómez, jóvenes productores que hace cuatro años empezaron a armar dos de las tres cabañas que funcionan en el Valle de Uco. Ese día exponían sus toros para la venta por primera vez.

«El trabajo en genética es igual que en todos lados, lo que debemos lograr aquí es conseguir ejemplares nacidos y criados en la zona, que se adapten a este secano», explicó Gómez.

La jornada de remate dejó espacio a sorteos de vaquillonas y hasta el traspaso de un reinado. En medio del almuerzo y con un emotivo discurso, la soberana saliente de la Ganadería, Florencia Chanta, dejó su banda y poncho en manos de su sucesora Rocío Perazzoli.

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