A Manzano lo tienta la gobernación

Contrató una consultora para medir su imagen y a un asesor norteamericano para reposicionar su nombre. Alejado de la política pública, aspira a contar con el respaldo del radical Julio Cobos y de Francisco de Narváez para la disputa provincial en 2011.

Susana Viau
18.08.2009

Origen. Uno de los operadores políticos claves del gobierno de Carlos Menem ahora va por su proyecto político propio.

José Luis “Cototo” Manzano ha comenzado a tantear la posibilidad de represtigiar su nombre para postularse a la gobernación de Mendoza en la puja electoral de 2011. Así lo ha manifestado en privado y se deduce de la contratación de encuestas de opinión y de un asesor de imagen americano. Para concretar ese proyecto, Manzano espera contar con el respaldo de Francisco de Narváez y recibe los discretos consejos de Julio Cobos, el hombre al que apoya desde su multimedios y por quien también hizo gestiones para instalar su imagen en Washington.

Por el momento, el único movimiento más o menos visible es el impulso del ex ministro del Interior del menemismo a Omar Félix, intendente de San Rafael y diputado nacional electo. La buena performance de Félix en junio, afirman, tiene el mismo origen que la pérdida de votos padecida por otro sanrafaelino, el senador radical Ernesto Sanz, sometido a una persistente campaña de desprestigio por los medios de la localidad. Es que en San Rafael, el único canal de aire y el canal de cable pertenecen al grupo Vila-Manzano. Los dos dieron su apoyo irrestricto a Omar “Chafi” Félix, cuyo hermano Emir fue gerente de una de las empresas del grupo. En esa danza de cargos, Emir Félix podría ocupar la intendencia que Omar abandonará anticipadamente para asumir su banca en la Cámara baja. Omar Félix sería la ficha a la que “Cototo” o “Chupete” Manzano apuesta como alternativa para intervenir en la interna de la provincia.

Lo cierto es que el hoy poderosísimo empresario Manzano tiene el anhelo de volver a las grandes ligas de la política. Así lo ha comentado en sus columnas, entre otros, el periodista cuyano Marcelo Torres, director del periódico El Sol. Pese a la reserva con que fueron realizadas, las encuestas que sondean esa posibilidad indican que por el momento su candidatura cuenta con grandes contraindicaciones: el 71 por ciento de los consultados respondió que jamás lo votaría, para el 16 por ciento –jóvenes en su mayoría– es un perfecto desconocido y sólo un 13 por ciento pondría en la urna una boleta con su nombre. Para revertir esa noticia decepcionante, Manzano contrató a un asesor de imagen norteamericano. La opinión generalizada sostiene que su meta es inalcanzable. Sin embargo faltan dos años y el dinero hace milagros.

El ex funcionario menemista, aseguran, ha tomado en los hechos el control del grupo, renovó la línea gerencial y delegó en Vila los negocios deportivos. Daniel Vila es el actual presidente de Independiente de Rivadavia, el vicepresidente del club es el ex procurador menemista Nicolás Becerra y con ellos desembarcaron todos los ejecutivos desplazados de los negocios estratégicos. Porque Manzano ya no es sólo bodeguero y su grupo tampoco se limita a acumular medios de comunicación, entre los que figuran su buque insignia, el diario Uno; Radio Nihuil, la emisora líder en la provincia; Canal 7 de Mendoza –de aire–, Canal 8 de San Juan, radios distribuidas a lo largo y lo ancho de la geografia argentina; una revista, El Ciudadano, y el periódico La Capital, de Rosario; Canal 2 de Santa Fe y el canal de televisión abierta América, cuya propiedad comparte a mitades con Francisco De Narváez. La sociedad Vila-Manzano, en realidad su firma Ketzal, obtuvo siete áreas petroleras en Mendoza y tres en Chubut, controla Edemsa, la empresa distribuidora de energía de Mendoza, y también el agua, a través de Obras Sanitarias de la provincia. Él, por su cuenta, encaró emprendimientos refinados: la franquicia de Valentino, en la avenida Alvear, y la participación en Puro Diseño, la muestra argentina más importante en materia de productos fashion.

El ex Guardia de Hierro, jefe de bloque de los albores del menemismo, artífice de la entente con el radicalismo y el ministro del Interior que concedió el pasaporte a Monzer Al Kassar debió dejar la función pública, aplastado por la sombra de la corrupción y de las relaciones turbias con las socialdemocracias europeas y, en especial, con Gianni De Michelis, uno de los hombres clave de la “tangente” italiana. Entonces dejó el país hasta que el tiempo escampara, emigró a Estados Unidos, hizo un master, se conectó a un jefe de la “contra” cubana, Jorge Mas Canosa, y años después regresó en silencio a Tupungato. Allí comenzó la lenta reconstrucción de su imagen.

Con semejante poder económico, era inevitable que la idea de recuperación del poder político reapareciera tarde o temprano. Tiene los ojos puestos en la gobernación de Mendoza. Si su amigo no hubiera sido De Michelis sino Talleyrand quizás habría escuchado una reflexión sabia: “Nadie puede sospechar cuántas idioteces políticas se han evitado por falta de dinero”.

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